Antonio Moretti y la teoría del escándalo (literario).

Roberto Bolaño, autor de "Nocturno de Chile", "Los detectives salvajes"...

Hace unos días posteé en mi facebook el video de una entrevista que le hacen a Roberto Bolaño, autor (para quienes no lo saben) de esa tremenda novela titulada “Los detectives salvajes”. La leyenda de dicho post remarcaba una frase lapidaria del mismo Bolaño: “Escribir es un oficio bastante miserable, practicado por gente que cree que es un oficio magnífico”. Luego añade: “…y muchos de esos canallas creen además que son buenos escritores”. La reacción fue inmediata (y muy interesante): Carlos Calderón Fajardo (autor de culto, prolífico y de cuyo talento no hay duda alguna) comenta que Bolaño era un escritor bastante miserable como persona, que aprovechó cuanta entrevista tuvo para lanzar mierda con ventilador contra autores como Gabriela Mistral, Pablo Neruda, Nélida Piñón, etc; amén de otros autores de su generación, narradores y poetas, y eso lo convertía, por cierto, en un miserable que escribía bien. Agrega además que ese tipo de miserables abunda en la literatura de todos los países y el Perú no era la excepción. Alguien entonces le exigió que diera los nombres de esos miserables (cuándo no, los pirómanos de balcón), pero Carlos no pisó el palito. Metí mi cuchara diciendo algo que, me parece, justifica en cierta forma la actitud de Bolaño (tal vez me equivoque): y es que esperó (y aprovechó) su cumbre literaria para vengarse de todos aquellos que no le reconocieron el lugar que merecía (realmente) como escritor en su momento. El escándalo que provocó entonces (según la teoría de Moretti), ayudó a agigantar esa imagen de escritor maldito y brillante, odiado por el stablishment pero adorado por los lectores, como ocurrió (y ocurre) con centenares de escritores en todo el mundo (de la mancha de los “despeinados”, como dice Thays en uno de sus posts). Lo cierto es que el escándalo siempre ha llamado la atención, pero el punto central durante el largo café de anoche con el escritor Antonio Moretti, era si el escándalo “elaborado” era igual de efectivo que el escándalo “espontáneo”. Moretti toma como ejemplo el caso de la “novia” de Jaime Bayli (no recuerdo su nombre ni el de su novela), comentando que si bien el escándalo mediático agitó la pobre escena local durante semanas, durante la presentación (lleno total en el local de Crisol) vendió apenas 25 ejemplares (con Bayli presente). Si el libro hubiera sido bueno (no es su caso, lamentablemente) entonces habría funcionado todo el andamiaje armado en torno a la chica, su juventud, el libro, su romance y demás.

Charles Bukowski divirtiéndose de lo lindo

Escándalo. A la gente le gusta el escándalo, que los anarquistas sean los otros, observar desde su balcón cómo los demás hacen lo que ellos sólo sueñan con hacer. Los odian, pero a la vez los admiran. No quieren saber de la obra solamente, también quieren saber cuánto se emborracharon, qué escándalo provocaron, cuánta droga consumen, a quién se la compran, con quienes se acostaron, qué maldades hicieron y cosas por el estilo. Supongo que a ese escándalo se refiere Moretti con su teoría. Le menciono el famoso escándalo de Bukowski en el set televisivo del programa francés L´apostrophe, donde tuvieron que sacarlo a empellones luego de emborracharse “en tiempo real” (como se dice ahora). O del escándalo que provocó cierta poeta al entrar a un bar con uno de sus generosos senos al aire (todos le compramos el libro). Y luego los comentarios bajo la mesa, esos que quieren ver “más allá de lo evidente”. Y se escriben libros sobre los escándalos que provocan los escritores, porque la gente, el consumidor, “necesita” satisfacer su morbo. Bukowski, en un artículo titulado “Un viejo borracho al que se le acabó la suerte”, describe sobre Papa Hemingway, (libro de A. Hotchner, editado por Bantam Books), esta situación a la perfección:

Si no los hay, pronto habrá más libros sobre acerca debajo dentro y fuera de Hemingway de los que había –hay –sobre D.H. Lawrence. Ciertos hombres estimulan la curiosidad de escándalo de la muchedumbre, sin que a la mayor parte de la muchedumbre le importe lo que creó el hombre, sólo lo que hizo, cómo lo hizo, con pelo en el pecho, la oreja cortada por una puta, suicidio desde la popa de un barco yendo a parar contra la hélice, homosexual; importa una mierda qué crearon, la muchedumbre quiere mirarles los pelos del culo, el lecho sexual, el botiquín, la ropa sucia. Es una muchedumbre carroñera e inane pero es una muchedumbre capaz de COMPRAR estas cosas, como yo mismo he comprado una, esta edición de Bantam. Y antes que nada, claro, miras las fotos. Y, sí, claro, el viejo no tenía buena pinta. ¿Eso es lo que ocurre cuando escribes libros así? Bien podría haber sido el propietario de una casa de empeños. Material del bueno para los chicos del escándalo. Sobre todo esos que no pueden escribir una mierda y necesitan un amortiguador, un apoyo, una excusa. Míralos: bajando las escaleras del coliseo romano en Nimes, 1949. Hemingway parece un rabino artrítico y Mary una corista que se hubiera quedado ciega. Pero hay fotos peores, en abundancia para los buitres. Vamos a entrar en la historia, la biografía…

Ernest Hemingway, meses antes de dispararse un escopetazo en la boca

Sí pues, Moretti, el escándalo vende, tienes razón, pero el escándalo sincero, ese que sale (nace) de las entrañas (como encontrarte con Antonio Cisneros dando tumbos entre los bosques de neón recitando a Kavafis), y no el escándalo armado, impostado, milimétricamente planeado (con causas, efectos y repechajes) de tantos escritores que conocemos, esos que empiezan con el chisme de cafetín, con la mala onda del bar, esos que te inventan accidentes y borracheras y pasadas de vuelta, esos que nunca te leen pero que siempre están pendientes de lo que haces porque tal vez es más interesante. Esos que no tienen los cojones para decirte nada en la cara y cuyo mayor acto de “desprecio” es eliminarte del Messenger o sacarte de su facebook para seguir alimentando tu (su) vida paralela, la del escritor maldito (cosa que ya no existe en estos tiempos). Es curioso, de pronto me dieron ganas de escribir sobre las borracheras de mis amigos escritores, esos que terminaron en el hospital Loayza con intoxicación alcohólica, o ese par que estaba tomando en el centro y al despertar estaban en La Oroya, o sobre aquellos que armaron la famosa mega orgía en la casa de un poeta, o ese que aún recibe transfusiones de sangre para arrancarle el último gramo de droga del cuerpo, o aquella historia de…

Tal vez entonces venda (n) más ejemplares.

Comentarios

Anónimo dijo…
creo que esto siempre se dará, gabriel, parece inherente al ser humano fascinarse con la "desgracia ajena".

Sigue posteando,man
saludos
Anónimo dijo…
El escándalo se disfruta cuando hay plata y sobra el éxito, de lo contrario es una mala fama que solo te hunde en la cama.
saratávica dijo…
gabriel...
la ventana para los comentarios invita (o aleja), diciendo "ah ver di algo interesante...", yo le quitaría la "h" al "a ver", pero al margen de eso, me voy a arriesgar a ser muy poco interesante (claro que pienso que uno es lo que escribe)

perorata introductoria mediante, me gustó encontrarte por casualidad: buscaba en google imágenes de bukowski y me atrapó tu blog, en principio todo azul, que relaja e invita a leer...
comparto plenamente la opinión de roberto bolaño (que conozco ahora precisamente a través tuyo)
escribir es miserable como oficio y está lleno de cretinos que creen que es magnífico...eso dice, y pienso que hay correlato entre esa creencia y la mierda que escriben, porque no pasan del ejercicio narcicista de verse a sí mismos en el dudoso acto de escribir...
no escribe el que quiere, sino el que tiene valor, alas, ovarios o huevos... (a mí me falta algo de eso)
aporrear el teclado, acumular frases, anécdotas, opiniones, relatos, publicarlo, difundirlo, venderlo o regalarlo, hacer que otros lean, obtener con eso dividendos o nó... ¿es "escribir"?... claro, es la mecánica del oficio, una forma de escribir. es fustigar al mundo con esa escritura que se vé por kilos, toneladas de mierda acumulada en el mercado para que las ratas anarkas merodeemos las márgenes, a ver si encontramos algo que valga la pena, ese escrito revulsivo, políticamente incorrecto, que nos deje sin aliento y que en tres palabras desarme el escudo con que venimos atajando tanta mierda.

y si me atrevo a hablar de esta manera es porque encontré en tu opinión la síntesis perfecta del mecanismo en el que engranan, la muchedumbre narcotizada por lo oculto, los cretinos practicantes del "magnífico acto de escribir" y el plus en divisas que el mercado vampiriza de todo conglomerado humano.


te cito:

"Ciertos hombres estimulan la curiosidad de escándalo de la muchedumbre, sin que a la mayor parte de la muchedumbre le importe lo que creó el hombre, sólo lo que hizo, cómo lo hizo, con pelo en el pecho, la oreja cortada por una puta, suicidio desde la popa de un barco yendo a parar contra la hélice, homosexual; importa una mierda qué crearon, la muchedumbre quiere mirarles los pelos del culo, el lecho sexual, el botiquín, la ropa sucia. Es una muchedumbre carroñera e inane pero es una muchedumbre capaz de COMPRAR(...)"

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