Al colegio no voy más




Hace tan solo uno par de días se realizó la evaluación a docentes en todo el Perú. A decir verdad, fue el segundo intento solo que esta vez, hubo respuesta de parte de los profesores que asistieron a los centros de evaluación, no todos, es cierto, pero si el 58% según cifras lanzadas por le ministro de Educación. Pues bien, como curioso que soy, participé como evaluador, primero en diciembre, a los alumnos de segundo grado de primaria, cuyo exámen resolvieron en menos de veinte minutos, y en el de los profes, cuyo exámen duró tres horas completitas. El SUTEP, liderado por Patria Roja, hizo de todo para evitar esta evaluación: desde prohibir bajo amenazas a los docentes que asistieran al exámen, hasta la formación de piquetes en las puertas de los colegios para evitar el ingreso de sus colegas. Si al menos tuvieran un dedo de frente (pedir dos ya es demasiado), y vieran alguna filmación del proceso en sí (si es que lo hubiera), sentirían vergüenza ajena y se dedicarían a estudiar y capacitarse en lugar de andar por el mundo jodiendo a cuanto estudiante caiga en sus manos. Pregunta de cajón en medio de un plagio por demás escandaloso pero permitido: “¿Compadre, Ancash se escribe con S o con Z?” Respuesta peor que la pregunta: “No sé, hermano, pero pon mejor Huaráz”. Punto final, así es como se solucionan las cosas: yendo por las tangentes que no avizoran mejoría alguna. Otra perla: “Señores, si se les ha entregado EXCLUSIVAMENTE un lápiz, un borrador y un tajador para que resuelvan el exámen, ¿Por qué marcan las respuestas con lapicero?”. Y una final ya para campeonato Guinnes en taradez: “¡Señor, por qué rompe la prueba! ¡Si no quiere dar el exámen pues mejor salga y váyase a su casa!” Respuesta ipso facto: ¡Está loco, y después no me pagan mis 30 soles! ¿Quiere que se los regale al gobierno?”. Amén, como diría mi abuela, que mejor es hacerse el ciego, sordo y mudo en el momento para no cegarse y atacar con un día de furia al mejor estilo de Michael Douglas con bate de béisbol en mano. Y luego se quejan de por qué los evalúan, ¡Pues por esto mismo, señores! Porque es inconcebible que gente “profesional” que forma a nuestros hijos no sepa ni siquiera conjugar verbalmente palabras tan sencillas como “recuperar”. Y luego sale Caridad Montes a decir que el exámen ha sido un fracaso... un fracaso, “señora”, es el haber permitido que una persona como usted asuma un cargo de representatividad del profesorado. Un fracaso es seguirle permitiendo ejercer el cargo que ocupa, un fracaso es, además, haber dejado que el sindicato se convierta en esa cueva de mafiosos y delincuentes que al menor indicio de progreso intelectual, sale a la calle a quemar llantas, amenazar profesores y arengar discursos extremistas. Pero siempre hay espacio para la redención, claro que no vendrá de su parte, pues la ignorancia, madre de los extremismos, no conoce de superación. A ver si esto se acaba de una vez.

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