AH1N1

Cada cierta cantidad de años un suceso mundial sacude al mundo y obliga al hombre (pobre animal racional que nunca termina de aprender de sus errores) a pensar sobre el efecto que sus actos causan en la naturaleza. A comienzos del siglo XX la viruela negra se llevó a casi 10 millones de personas en el mundo. En la década del 50 una fiebre de influenza hizo lo mismo en Asia, cobrando la vida de 20 millones de seres humanos. En los años 80 sucedió algo igual en China, con una cantidad semejante de víctimas. Claro que estas cantidades son “estimados”, pues nunca se llegó ni se llegará a saber la cantidad exacta, debido a factores de riesgo como el calor, que pudre los cuerpos, los entierros apresurados en los pueblos más lejanos, los muertos que no se declaran por el dolor de las familias... Todo esto me viene a la mente luego de ver la cantidad de reportajes que sobre la mal llamada “Gripe Porcina” se han realizado en los últimos días, pues este virus es una “variante” o “mutación” de la gripe aviar, la porcina y la humana, según explican los científicos norteamericanos. ¿Mutación? ¿Acaso los virus mutan tan drásticamente de una especie a otra? No lo sé, y aunque he preguntado nadie me da respuesta. Lo cierto es que en Perú dicen que no hay infectados con el virus A-H1N1, que no hay que temer y que no hay que desesperarse por comprar mascarillas, pero ayer, viendo un reportaje sobre un infectado extranjero que estando en México había sido aislado para evitar la propagación de la enfermedad y que se quejaba de “estar como si estuviera preso” (¿qué querías, che, que te dejaran suelto para que contagiaras a más personas? Es horrible el aislamiento, no lo dudo, pero en esos casos no queda otra), el caso es que cuando presentó los primeros síntomas, familiares suyos corrieron a las farmacias para comprar los medicamentos y no encontraron ninguno: el gobierno los había adquirido todos para poder enfrentarse al virus. Me parece bien, total, es responsabilidad el Estado y de su dependencia competente (en nuestro caso el Ministerio de Salud) el ver por el justo abastecimiento de medicamentos para enfrentar a posibles pandemias y evitarlas. Eso fue lo que pasó allá en México, pero acá salió el Ministro a decir que en el Perú existían tan solo 5 mil dosis para una población de casi 30 millones de personas. Y ante semejante declaración me pregunto: ¿y aún así somos tan imbéciles para darnos el estúpido lujo de permitir los “vuelos humanitarios” que traen personas desde México que posiblemente tengan el virus? ¿Y teniendo 5 mil dosis para enfrentar un virus que se propaga con un simple estornudo? A menos que humanitario sea sinónimo de cojudo no entiendo la razón. Sólo espero que no lleguemos a necesitar ni una sola de las dosis, ni una sola de las mascarillas, y que todo esto despierte en nosotros la conciencia de que en estos casos, los primeros en morir son los que menos recursos tienen, y que, a pesar de ser testigos de semejantes amenazas, aún no desarrollamos una cultura de prevención que hace ya mucho tiempo necesitamos.

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