Y de pronto... siniestro total

Recuerdo que anoche, mientras discutía con un amigo sobre la evolución, degeneración e involución de algunos géneros musicales (invadidos por la cumbia hasta el hartazgo, el regaetton, la salsa cubana y toda esa basura tan de moda) , alguien soltó (imagino que por casualidad) esta canción. Fue como un baldazo de agua fría. Es cierto que si bien cada quien tiene sus gustos, es verdad también que las modas musicales las imponen a la fuerza las emisoras radiales o los casi inexistentes programas de música en tele (y el único que hay en señal abierta es francamente abominable), y que de tanto viajar en combi uno termina reconociendo cuanta canción suena en los programas concurso (lo cual por cierto confirma las teorías de mensajes subliminales que eran la delicia de los conspiradores en los 70´s). En fin, que la canción entró con fuerza para remover centenares de recuerdos ochenteros. Entonces nos quedamos mudos, buscamos a las chicas y nos fuimos a bailar, a saltar agitando los cabellos, a cantar hasta quedarnos roncos... como cuando teníamos 14 años...

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