Así es la realidad: Conoce el Perú primero


Y sí pues: la realidad es impajaritable. Contra la verdad (nos duela o no) nada se puede hacer, más que aprenderla y aprehenderla. A ver si estas elecciones nos dejan (realmente) una enseñanza a posteriori. Acá el análisis con lupa y microscopio sobre el fatídico 10 de abril publicado en Utero. Hay que reconocer que estas elecciones dan para una tesis doctoral: la polarización no solo ha despertado el malhumor de los extremos (ambos malos por mil razones), sino que ha exacerbado aquella serpiente de racismo que, entre bromas y/o intención, llevamos adentro todos los peruanos: TODOS (sí, tú también)
Va entonces, a leer con calma, que hay tanda y palo moral para todos (sí, para ti tammmmbién...):

¡Conoce el Perú primero!
Como moscas contra el vidrio, todos aún seguimos tratando de encontrarle una explicación a lo que pasó el domingo.
Una explicación posible es que la centro-derecha-democrática nunca encontró el candidato ideal. Para mí siempre fue sorpendente que alguien tan experimentado y zorro como García se la jugara por un desangelado como Castañeda, con el carisma de un apio y rodeado de tránsfugas y pendejeretes. Toledo no fue mejor; con sus errores y atolondramientos de campaña, volvió a demostrar que se encontró con la presidencia de casualidad y que nunca se la mereció. Y PPK, ay, por dónde empezar con PPK…
Al final PPK nunca subió. Su 18.4% lo deja más cerca de Toledo (15.5%) que de Fujimori (23.5%). Digamos que esto casi termina dándole la razón a los que argumentaban que PPK era voto perdido: no tiene voto rural, los sectores populares no lo conocen, es muy gringo. Todos, la verdad, eufemismos para un axioma políticamente incorrecto que algunos analistas repiten en privado y jamás en público: “un blanco no gana elecciones en Perú”.
Sí, la raza/clase/status es un (lamentable) factor, no nos engañemos. Por eso me sorprendió que cierta derecha vuelva a intentar lo mismo. PPK es, ahora, el último heredero del linaje honorable pero políticamente infructuoso de Vargas Llosa, Pérez de Cuéllar y Lourdes Flores. Como si no hubieran aprendido nada. Y, por eso mismo también, no son sorprendentes los exabruptos racistas en las redes sociales. Son igualitos a los ataques contra la comunidad nisei en 1990, cuando Fujimori desplazó a Vargas Llosa. Como si no hubiéramos aprendido nada.
Y aquí es cuando toca ver el “nuevo” mapa del Perú:

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