ENTREVISTA. Pedro Salinas: La primera batalla ganada contra el Sodalicio

Pedro Salinas, investigando desde el corazón del sodalicio. (Fotos: Maritza Rosales)
Pedro Salinas, investigando desde el corazón del sodalicio. (Fotos: Maritza Rosales)


Los periodistas Pedro Salinas y Paola Ugaz publicaron en 2015 el libro “Mitad monjes, mitad soldados”, una investigación de cinco años donde denunciaban los abusos físicos, sexuales y psicológicos que perpetraron durante décadas los miembros del Sodalicio de Vida Cristiana, comandados por Luis Fernando Figari, quien acaba de ser expulsado oficialmente de dicho movimiento tras ser hallado culpable de todas las acusaciones que se le imputan. Esta es parte de la extensa entrevista que sostuvimos con Pedro Salinas para la edición impresa de Cocktail 6.


Tras el éxito y el escándalo que desató el libro ¿qué ha sucedido con esta denuncia contra el Sodalicio de Vida Cristiana?
Después del barullo mediático lo que ha venido ha sido una situación muy parecida a lo que se ve en la última escena de Spotlight cuando los periodistas de la Unidad de Investigación empiezan a recibir llamadas telefónicas de nuevas víctimas. La gente se ha quedado con la imagen de los abusos sexuales, pero esta es una Institución de características totalitarias, donde a través de técnicas de control mental y coerción psicológica, procura lavarles el cerebro a los jóvenes, convertirlos en talibanes para ponerlos al servicio de la organización liderada por un sátrapa como Luis Fernando Figari, donde el abuso de poder es un asunto de todos los días.

Tú mismo has presentado ante el Tribunal Eclesiástico graves denuncias que nunca tuvieron respuesta.
Ocurrió que llegó a mis manos una denuncia muy grave contra Figari y me pidieron que la envíe a través de mi conserje al tribunal eclesiástico, obviamente acepté porque sabía quién era la víctima, pero después me dije “cómo voy a mandar una cosa tan delicada, que a esta persona le ha costado sangre, sudor, lágrimas, a través de un conserje” es por eso que decidí llevarla personalmente. Luego de esto pasé todo un proceso burocrático pero logré encontrar al padre Victor Huapaya Quispe, presidente del TE, a quien le hice llegar las denuncias que implicaban a Figari en el 2011 (en ese año se presentaron tres de abuso sexual). Yo me sentía muy comprometido con esta gente, y cuando escuché al cardenal Cipriani, cuatro años después, decir que “como el Arzobispado no tenía nada que ver con la historia, derivamos el caso a Roma”, me pareció muy cruel porque se re victimizaba a las personas.

Más que una cuestión económica es una cuestión de poder.
Claro, la denuncia de fondo demuestra que hay abuso de poder en este tipo de Instituciones, que tienen antecedentes a nivel latinoamericano como el de Marcial Masiel, en México, quien fue fundador de “Los legionarios de Cristo”. Después de éste, el de Figari es el caso más paradigmático en toda la región. Lo que descubrimos es algo bastante grande, distribuido en los cinco continentes y que mueve millones en todo el mundo.
(Fotos: Maritza Rosales)
Pedro Salinas (Fotos: Maritza Rosales)
¿La ley peruana no protege a las víctimas de alguna forma?
Hay una instancia en el Ministerio de Justicia que debió actuar y no hizo absolutamente nada. La fiscalía ha intervenido de oficio pero me parece que la línea investigativa (la de los abusos sexuales) no era la más idónea ya que no va a arribar a nada. Tienes esta figura de la prescripción que parece haber sido hecha para librarle la culpa a los pederastas. Si Luis Fernando Figari se sintiese inocente, habría dado la cara y afrontado el problema. Pero no, él puso un abogado, se mudó a Roma diciendo que no volvería al Perú. Las víctimas sólo se han entrevistado con la comisión que creó el mismo Sodalicio, con miembros cristianos y católicos relacionados al Sodalicio.

Alessandro Moroni, Superior General del Sodalicio ha anunciado la expulsión de Figari y pedido al Papa el retiro de su “exilio de reflexión” en el Sodalicio.
El gesto del reconocimiento es una buena noticia. Ahora, sin ser aguafiestas, igual hay que mantener el ojo avisor respecto de esta institución ya que en el pasado, cada vez que ha tenido señalamientos de hechos graves, ha respondido con falacias, comunicados y pronunciamientos aparentemente impactantes pero que nunca han cumplido a cabalidad. Yo quisiera creer en la buena fe de Alejandro Moroni, pero estamos hablando de una institución contaminada de todas las taras y enfermedades de Luis Fernando Figari. ¿Perdón? Está bien, pero no basta. Hay denuncias de todo tipo, víctimas de daño psicológico, de daño sexual que con una palabra de perdón no se van a sanar. Debería haber una reparación civil. El primer gesto que debería tener esa institución es pedir disculpas públicas para la primera víctima que denunció todos estos abusos, que fue José Enrique Escardó. Con él tienen el deber de repararlo por el maltrato que padeció durante tantos años.

Se ha anunciado también la reorganización del movimiento.
Mira, la actual cúpula también ha sido también señalada por varios ex militantes del movimiento, por cometer abusos físicos y psicológicos, entre ellos el propio Alessandro Moroni. Entonces una de las cosas que debería ocurrir es la renovación de las autoridades actuales. Yo creo que lo que Moroni ha hecho, inteligentemente, es adelantarse a la decisión del Vaticano, que no va a ser una decisión benévola, o por lo menos eso esperamos. Debería ser una sanción que marque la diferencia porque estamos hablando de una organización que ha sido creada y diseñada de una manera vertical y autoritaria con el propósito de someter la voluntad de sus militantes para que estén al servicio del superior general y de la cúpula que lo rodeaba.
Luis Fernando Figari, Alessandro Moroni y German Doig (a quien retiraron el proceso de beatificación cuando estalló el escándalo).
Luis Fernando Figari, Alessandro Moroni y German Doig (a quien retiraron el proceso de beatificación cuando estalló el escándalo).
¿Qué nos falta como sociedad para replicar lo que sucedió en Spotlight?
Lo que pasa después de Spotlight no se ve en la película, comprenderás que para la hechura de este libro yo consumí un montón de libros para empaparme del tema, relacionados a la iglesia, todo ha sido ilustrativo porque te topas con una realidad que existe, y que en mi caso me ha tocado vivir. Gracias a eso también se pudo escribir la historia porque acceder a una investigación desde fuera a estos grupos herméticos es bastante difícil. Para mí fue una maldición pasar por el sodalicio. ¿Qué nos falta como sociedad? Protestar. Nosotros hemos exhibido algo que está pasando, abrimos la caja de Pandora. Estos tipos te enseñan algo de la cara para afuera, pero tú no sabes cómo son adentro, y claro, ha habido un movimiento, un escándalo, la Iglesia Católica ha tenido un remezón bastante fuerte.

Los padres tienen también una responsabilidad grande para con sus hijos.
Todos tenemos la responsabilidad de estar más atentos de la educación de nuestros hijos, y de quiénes asumen este rol que a veces delegan para que otro se encargue de la formación de tu hijo; en mi caso, mi pobre madre (porque yo era un chico problemático), cuando apareció el Sodalicio vio que me discipliné. Para ella fue una solución pero nunca se enteró de todo lo que pasó ahí dentro hasta que leyó “Mateo 10” (la primera novela de Salinas), que fue un exorcismo para mí. El mayor daño que me hicieron fue el romper la relación con mi padre, algo que yo nunca he superado. Cuando sales del Sodalicio te sientes como un extraterrestre al enfrentar la realidad.

Después de la experiencia que tuviste con tu padre, ¿ha sido difícil para ti la paternidad?
Ser padre no es fácil, sin embargo con mis cuatro hijos tengo una relación cercana, no soy un papá que mete ideas o inculca cosas. Siempre les he dicho que sean lo que fueren, cuestionen todo y piensen por cuenta propia.

*(El texto completo en el impreso de revista Cocktail)

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