Vargas Llosa y yo

Uno tiene sus ídolos: cantantes, bandas de rock, pintores favoritos, escritores… y esta feria que acaba de terminar traía a uno de ellos: Vargas Llosa. Por lo tanto sólo tenía como meta prioritaria el que Mario me firmara un libro, su mejor libro: Conversación en la catedral. Salí volando de casa para estar entre los primeros de la cola que, para las cinco y media de la tarde ya sobrepasaba el medio millar de personas. Es curioso estar en una cola para firma de libros, uno escucha comentarios de lo más disonantes, aquellos que admiran las letras del autor, aquellas que van porque es guapo (¡!) o de aquellos que tienen una pregunta “importante” que hacerle y aprovechan la ocasión. La cola empezó a las 2 de la tarde, y llegué a estar entre los 20 primeros. Con mi ejemplar bajo el brazo, miraba y oía y tomaba nota de cómo, poco a poco, la emoción de los lectores iba creciendo. Las conversaciones en la cola, las comparaciones de las obras, los personajes favoritos, los momentos memorables, las experiencias de cada uno con su lectura personal, con su encuentro íntimo con su libro favorito. Cuando se acercaba la hora, un encargado de la editorial pasó avisando que “sólo los que tienen libros de Santillana podrán obtener una firma de Vargas Llosa, señores, nos cuesta caro traer al escritor a Lima, se les dará un ticket para la firma sólo después de mostrar sus ejemplares”. Entonces empezó el bolondrón, pues el que menos había traído un ejemplar de su casa, de esos que uno quiere tanto que lo subraya con lápiz, hace anotaciones en los bordes, resalta las mejores frases, esos que lo acompañan a uno en los viajes, en fin: esos que son parte de la vida de uno. Así que completamente jodidos muchos tuvieron que dejar encargada la cola y volar a comprar uno de la maldita editorial. Felizmente no estaban caros, pero jamás pensé que la edición económica de Conversación en la catedral fuera tan fea. Y ni hablar de haber esperado tanto para tener una firma en ese libro. No me quedó otra que comprar otro libro que me gusta mucho: La fiesta del chivo. Pero aún tenía mi ejemplar de Conversación en edición de Peisa (la primera que leí y la que más me gusta). A la hora de la hora, ya frente a Mario, le entregué mi ejemplar de la Fiesta…, y saqué Conversación también, lo puse sobre la mesa, me miró, es mi mejor obra, lo sé, Mario, por eso la traje, estiró la mano para dedicármela mientras los vigilantes me miraban con odio y yo reía por dentro, fuera, huevones, seguro que ni siquiera la han ojeado. Una chica me tomaba un par de fotos, alguien reclamaba por la demora, la cola se impacientaba, y yo estaba ahí, feliz, con mi segundo libro autografiado por mi autor favorito. Un apretón de manos y salí a leer la dedicatoria. Afuera un fotógrafo de La república fotografió mi dedicatoria junto a la de dos chicas más, abogadas ellas y fanáticas de Mario, y nos entrevistaron para un programa de canal N. Un mar de gente esperaba su turno, pero como suele ocurrir cuando alcanzamos algo que tanto hemos esperado, todo el entorno dejó de existir. Desde la esquina del stand, Gabriel miraba a los que se quedaron sin firma, con desamor…
(Foto efe)

Comentarios

Anónimo dijo…
Hola:
Este post parece el final felíz del "El cazador de Dinosaurios", y me quedo con el original: El escritor no reconocido "curado" por su abuela que odiaba a los escritores. Aunque hubiera preferido al autor de "EL Cazador de Dinosaurios" entregandole un ejemplar de "El cazador de dinosaurios" ...al propio dinosaurio. Aunque, bueno, ya sé que es tu cuento. De veras que no sé si Vargas Llosa ha leido tu obra. Y si la ha leido,no has dicho como reaccionó.
Espero que sigas escribiendo, tal vez te hagas recontrafamoso te inviten a alguna ceremonias para compartir mesa con él, y ¿porque, no? Le firmes alguno de tus libros.
A proposito: En el capitulo final de "El Cazador..." Rimatti dice que ganó el segundo premio en Alemania,algo que sucede en realidad con el propio relato. Es decir ese capitulo es añadido posteriormente ¿no? Si es así,entonces el final debió estar originalmente en el capitulo anterior, cuando lo expulsan del bar y lo golpean en la cabeza, ¿no?
Bueno, me quedo con la duda.
Un abrazo. Y sigue "palante" que un escritor debe morir escribiendo.

Omar Viveros.
Lisbeth Távara dijo…
Yo también me quedo con el final de "El Cazador de Dinosaurios" Sin embargo disfrute mucho leyendo este post.
Si Gabriel, sigue escribiendo por favor.

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